miércoles, 29 de abril de 2015

Tragamonedas


A La Mattrie

El hombre máquina, sí
pero sencilla. Como un molino de maíz
o una tragamonedas
automatizada para mentir, para doler, para estafar.

Volviendo siempre a los mismos objetivos:
los deberes, las promesas,
el accionar mecánico de las sonrisas,
la mano que pega, el reflejo de bostezar,
lágrimas que lubrican el parpadeo.

Marchan por millones todos los días
saliendo de las fábricas
mostrando una calcomanía en la caja de metal.

Pero de vez en cuando, también
como esas chicleras de la infancia
al echarles el dinero en la rendija
se tragan sin pudor una moneda
y ni chicle dan.







miércoles, 15 de abril de 2015

Trastero



Un mueble alto en el comedor.
Detrás de los cristales, objetos que nunca usamos:
copas, platos decorados, jarrones,
le llamábamos trastero
y era el orgullo de la casa.

Hay mujeres que son como esas vitrinas:
lo hermoso se muestra en ellas.
Además caminan y hablan en perfecto equilibrio.
Son monstruos que controlan el mundo.
Magnánimas ante el hombre
que es de una brutal imperfección
pero al que aman, irremediablemente.
Sensibles, lloran en silencio o a gritos.

Son sabias, las mujeres vitrina.
El hombre intenta abarcar su belleza con las manos
pero sólo logra manchar sus ventanas.
Después de unos meses,
la madera de la que están hechas se raja,
se abre con dolor el árbol que un día fue
para arrojar al mundo a otros hombres
que serán cautivos
y construirán para ellas grandes casas.
Creerán haber inventado la política, la guerra, la filosofía
recorriendo el mar en busca de especias
levantando inútiles puentes.