La lengua va siempre al diente roto
como un castigo que se impone a si misma
cubre con su carne el agujero calcáreo
como una solución emergente,
hasta que se rompe la carne en los filos
de aquel destruido hueso.
El frío diagnóstico en el consultorio
aparta con espejo la lengua protectora
para cavar en el centro del dolor
mientras la lengua, contraída en el fondo
aguarda el destino en el horror de la sangre,
Aún cuando han sacado el nervio muerto,
y tapado con algodones la cavidad,
con ciega obsesión dentro de la boca
como una madre abnegada,
la lengua va siempre al diente roto
Implantes
dentales
Me
despedí de mis dientes mordiendo una manzana
en
el trayecto del trabajo a la casa,
la
última que de verdad tendría el sabor salvaje
de
la naturaleza, después de un año de frigorífico.
Reventada por mis frontales y colmillos
sin
ningún remordimiento, sin otra preocupación
que
la gota fresca que escapó por una de las comisuras.
De ahora en adelante, mis pecados deberán ser
previamente
cortados con tenedor y cuchillo,
fríamente,
en trozos regulares
sobre
un plato de vidrio, en el final de la juventud.